El mea culpa político de una diseñadora

Maya Carrión Briceño
3 min readJun 11, 2021

Estaba en la fila de la bodega de mi barrio esperando en la cola. Dentro de la tienda hay un televisor que Juan siempre tiene prendido y que, desde el domingo de elecciones no se mueve del canal de noticias. Cuando le tocó a la señora que estaba frente a mí en la cola, en la televisión transmitían a Pedro Castillo dando un discurso desde su balcón y Juan lo veía con emoción, separaba el atadito perejil que le había pedido la señora de una ramo mucho más grande pero siempre mirando hacia la televisión y asintiendo de vez en cuando. Parece que la señora lo notó y luego de una risita indignada le soltó un “Míralo pues, Juan. Ahí están tus puneños, una bomba debieron mandarles para que voten bien”. La cara de Juan cambió. Parecía que le hubieran escupido en la cara, bajó la mirada y solo respondió “Sí, pues, seño” y le entregó una bolsita con perejil.

Juan me atendió casi como un fantasma y regresé a mi casa con un nudo en la garganta pensando en si debí haber dicho algo o no. Haber dicho algo no por la postura política sino por el gran desprecio que había detrás de ese comentario. Y no sé si soy solo yo, pero estas elecciones han sido una cepa más fuerte de una figurita repetida: los que quieren un cambio radical versus los que quieren que todo se quede como siempre.

Esto nos deja de nuevo con este mensaje escurridizo de que aparece y desaparece como una ola: El Perú no es Lima y Lima no es solo los distritos pudientes.

Ahora, si bien esto es una cuestión más social que política, como diseñadores aportamos muchísimo en cómo se construye la visión de la sociedad. Si ignoramos una parte de la historia, normalizamos que solo se vea una parte. Si como seres humanos que vivimos en sociedad no podemos escapar de la política ¿qué nos hace pensar que nuestros diseños sí?

Aquí comienza el mea culpa. Diseño se trata de contar historias pero a veces no olvidamos que hay un paso previo. No es solo las historias que decidimos contar, es a quién decidimos escuchar. ¿Cuántas veces nos hemos dejado llevar por el “es que en Lima está la mayoría de nuestros clientes así que diseñemos para ellos”? ¡Claro! y mientras sigamos diseñando teniendo en cuenta lo que pasa solo en Lima va a seguir siendo así. No es que de todos nuestros clientes los de Lima nos prefieran, es que nosotros preferimos a los de Lima y TODOS lo sienten. Tanto los de Lima que encuentran algo hecho a su medida como los de otras realidades que sienten que esto no está hecho pensando en ellos.

¿Cuesta mucho hacer una investigación para otros distritos, otros departamentos? No. Se trata de descentralizar la investigación y el diseño. ¿Y qué podemos hacer? Podemos empezar por establecer equipos de investigaciones regionales o consultores regionales. También podemos elegir a personas con esa pasión por el usuario y entrenarlo, incluso remotamente. En caso no se pueda, puedes encargar a una personas de alguno de los equipos o algún contacto que te ayude con las operaciones necesarias para llevar entrevistas y testeos de usabilidad en distintas regiones. Pero lo principal es que nosotros como diseñadores no seamos cómplices. Que nuestra diversidad sea de corazón y no solo distintos matices de lo mismo. Luchemos porque se escuchen todas las voces.

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